Es necesaria cuando una obra de arte está particularmente dañada por abrasiones profundas, por partes de tela desgarradas, por orificios y agujeros, por partes que faltan.
También lo es cuando una obra de arte esté debilitada y degradada por la acción de mohos, larvas o parásitos, o cuando no sea leíble por la oxidación o el envejecimiento de los materiales de protección que cubren la superficie pictórica. Se puede proceder entonces a su restauración, con estos objetivos:
• Retirar y extirpar los factores contaminantes responsables del deterioro.
• Sanear y reconstruir la función mecánica y estructural de los materiales que componen la obra.
• Reconstruir la correcta legibilidad de la figuración artística mediante la limpieza de la superficie pintada y la restauración pictórica.
La reversibilidad de la intervención constituye nuestro fin primordial. Los materiales elegidos en las diferentes fases operativas son siempre compatibles con los que constituyen la obra misma.